miércoles, 7 de noviembre de 2012

Ecologismo, feminismo y el porqué de su re-definición




No es hasta mediados de la década de los 70 cuando, de mano Françoise d'Eaubonne, aparece por vez primera el término ecofeminismo. Hemos de aclarar en primer lugar que no existe una única vertiente de esta tradición filosófica, por lo que cabe mejor hablar de ecofeminismos -en plural-. Y que si algo tienen en común todas ellas es un acercamiento, desde los marcos explicativos y conceptuales del feminismo, a los problemas medioambientales.
Defienden, más concretamente, que el movimiento feminista y el movimiento ecologista se apoyan mutuamente, que tienen conexiones en común -permitiendo entender más ampliamente el uno desde el otro- y que ambos esencialmente buscan desarrollar perspectivas y prácticas globales ajenas a los sistemas de poder bajo la lógica de la dominación.
Es esta vinculación entre la dominación de la mujer -por parte del hombre- y la dominación de la naturaleza -por parte de la humanidad- la que hace necesaria la consideración de ambas dentro del marco de una teoría moral o política que pretenda dar cuenta de los estados de opresión. Y, por el contrario, la omisión o falta de reconocimiento de una de estas dos dimensiones supone irremediablemente una carencia al menos explicativa -cuando no deriva en una concepción directamente inadecuada- del feminismo, el ecologismo o las filosofías medioambientales.
Es en la consideración de las conexiones entre las dominaciones gemelas -que será como llamaremos a las sufridas históricamente por la mujer y la naturaleza-, de sus orígenes y características sobre lo que discutirán mayormente lxs filósofxs ecofeministas.
Un punto importante y relativamente novedoso con respecto a otras maneras de hacer ética es que desde la teoría ecofeminista se aboga por una forma de trabajar de abajo hacia arriba, esto es, que la ética es por definición contextualista y plural. Que no se atiene a unos principios globales que pretendan, sin conseguirlo, dar cuenta de toda la especificidad de cada situación concreta sino que buscan para cada región, lo que esa región necesita. Esto no significa que todo valga ya que, simultáneo -o previo- a este proceso de construcción de leyes morales se ha de desarrollar otro paralelo de estudio sobre la localización, analisis y -cuando proceda- posterior deconstrucción de los primados patriarcales, racistas, sexistas, naturistas .etc.Ya se encuentren estos en el lenguaje más cotidiano, las administraciones, la tipificación de las relaciones sociales...
Algunxs autorxs hacen también un llamamiento en este caso a la recuperación de ciertos principios abandonados a lo largo de la historia por vincularse a lo femenino como serían los de afecto, respecto, reciprocidad, etc. que pasarían a ocupar un papel central como pilares de la Ética.

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