martes, 11 de diciembre de 2012

(I) Animales: de la granja industrial a tu plato


Analicemos un triste aspecto de nuestra realidad cotidiana: la forma de contacto más directa que tenemos con los animales no humanos se efectúa a la hora de las comidas. Pero el problema base no reside en tener una alimentación cárnica, sino en no haber reflexionado sobre esa postura tan fundamental que asumimos sin cuestionarnos. El propósito de esta entrada es hacernos reflexionar sobre otras opciones de vida a las que podemos optar o, al menos, realizar el esfuerzo de eliminar la capa de ignorancia que recubre las cuestiones sobre el origen y la producción de aquello que empleamos para alimentarnos, que incluye la vida miserable de los animales que se consumen desde su nacimiento hasta su sacrificio.

El origen del sufrimiento del animal de granja se encuentra ya en su nacimiento. Todos los animales de cría son separados de sus madres (que han sido convertidas en técnica misma, consideradas meramente máquinas reproductoras vivas) al nacer. A partir de aquí, se les insertará en un ambiente de todo menos natural, privados de todas las condiciones de vida que necesitan para poder desarrollarse en pro de un interés que siempre se ha considerado mayor que el coste de su sufrimiento: el económico.
Diariamente se enfrentan a las duras condiciones de vida de sus 'hogares'.No ven la luz natural hasta su traslado al matadero, ya que se juega con la luz artificial para potenciar su productividad (las gallinas ponen más huevos, los animales de engorde se alimentan más). Conviven con otros miles de animales en espacios insuficientes para su movimiento (al no desarrollar músculos, la carne es más blanda, y adquiere un valor mayor en el mercado). El hacinamiento va combinado con la falta de ventilación e higiene, lo que provoca la común muerte por asfixia (tanto por amontonamientos como por la intoxicación producida por las toxinas de sus excrementos). La alimentación está fuertemente controlada (será abusiva para los animales de engorde, que son requeridos por su carne y tendrán una dieta líquida (consistente en grasa y hormonas de crecimiento); y tremendamente insuficiente para los animales reproductores, que sólo recibirán lo mínimo para que sigan reproduciendo). Todos estos factores alteran los ciclos naturales de la vida del animal. Esto se refleja tanto en sus cuerpos, que adquieren serias deformidades por la adaptación a espacios inadecuados a su constitución; como en su comportamiento, que se altera y se convierte en disfuncional, eliminando todo tipo de relación social que se establecería si esos animales estuvieran en libertad, y convirtiéndose en una lucha por la supervivencia, donde la actitud adoptada es el canibalismo. Para evitar que los animales se dañen unos a otros (es decir, para que no se estropee el producto que pretendemos vender) se opta por la mutilación de todas las partes del cuerpo que el animal puede usar en su defensa, o de todas las zonas que serán el foco de ataque de los demás compañeros. Es así como a las aves (gallinas ponedoras, pollos, pavos) se les realiza los cortes de pico; a los cerdos la amputación del rabo y el recorte de las orejas; a los terneros y a todo el ganado vacuno se les arrancan los cuernos y se les realiza la castración, por poner algunos ejemplos (obvia decir que son todas prácticas que se realizan sin ningún tipo de anestesia). En el traslado al matadero los animales son encerrados durante días y semanas en transportes donde, aparte de no contar con espacio, no se les administra ni comida ni bebida. Los supervivientes llegan al matadero, donde se les dispara con pistolas de corrientes eléctricas que no dejan inconsciente al animal para evitar su dolor, sino que sólo evitan su defensa del ataque que está a punto de recibir. Son colgados boca abajo desde alguna de sus patas (sufriendo ruptura de huesos e incluso de la columna), donde pasan a formar parte de una cinta transportadora. Un trabajador les va clavando un cuchillo en la zona del cuello para que se desangren. En la cadena de 'montaje', el siguiente trabajador les arrancará la piel o les desplumará. El siguiente les sacará los órganos. Y así hasta que se terminen de aprovechar todas las partes del animal que posteriormente podrás consumir de una manera u otra en el mercado. Muchos animales continúan vivos durante todo el proceso. En ningún momento es una muerte rápida. En ningún momento de la vida del animal desde su nacimiento hasta su sacrificio deja de haber sufrimiento.
La producción industrial de carne cuenta con las más desarrolladas técnicas del campo de la alimentación, que especificaremos aún mas en la próxima entrada, pero, ¿es esto progreso técnico?, ¿podemos considerar como progreso unas técnicas que sólo atienden a lo económico, y se olvidan de lo moral?

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