domingo, 6 de enero de 2013

¿Quién mató al coche eléctrico? (I)



En la actualidad, la mayor parte los productos ecotecnológicos van destinados a una población que más que interesada en la protección del medio ambiente, busca un ahorro económico derivado de productos que gastan o dicen gastar cada vez menos. Este pensamiento es aprovechado por estas empresas, que escudándose en falsos objetivos ecológicos, aprovechan este tirón para enriquecerse cada vez más y dar a su vez una mejor imagen pública. ¿En que me baso para hacer estas afirmaciones? Seguro que todos hemos oído hablar de algunos de esos proyectos, a veces realidades, otras meras leyendas o estafas, que siendo teóricamente ecológicos, desaparecen o son ocultos ya que supondrían una amenaza para estas poderosas multinacionales.  

Puesto que como todos sabemos, si no obtenemos beneficio, no es rentable. Vamos a hablar sobre un caso especialmente interesante, un caso que en mi opinión refleja bastante bien como funciona el negocio de la ecotecnología. Este caso llevó a la realización de un documental titulado “Who Killed the Electric Car?


A principio de la década de los 90, California poseía unos de los niveles más altos de contaminación en Estados Unidos. Este problema afectaba cada vez más a la población, llegando a causar enfermedades respiratorias generalizadas. Como consecuencia y aprovechando el auge de los coches eléctricos se instauró una ley que obligaba a todos los fabricantes vender al menos un automóvil con 0% de emisiones de CO2. Entre todos, apareció el primer coche eléctrico fabricado por General Motors, denominado EV1, el protagonista de esta entrada. Un coche que cumpliría en la actualidad, todas las expectativas para un coche eléctrico, siendo rápido, silencioso y no contaminante. Este invento consiguió extenderse,- aunque sólo podía ser alquilado-, y sirvió de ejemplo a otros modelos de coches eléctricos. A pesar de su éxito, California empezó a recibir presión social para eliminar la ley, y evitar la extensión de los vehículos eléctricos.

Tras varias investigaciones, se descubrió que tras estas presiones realmente se encontraban algunas compañías petrolíferas. Al poco tiempo consiguieron flexibilizar la ley, solo se fabricarían según la demanda, y se aprovechó para realizar una campaña de desprestigio contra los automóviles eléctricos. Debido a ello, las empresas automovilísticas dejaron de invertir en este tipo de tecnología hasta el punto de ponerse en contra. El Gobierno de Estados Unidos, anunciaba una multimillonaria inversión en los motores de hidrógeno, una idea muy a largo plazo, pero que conseguía eficazmente que la gente se desinteresara por este tipo de coches. 

Pero ahí no acababa la cosa, ya que comenzaron a retirarse todos estos vehículos, sin dar más justificación a los “propietarios” que veían impotentes como iban desapareciendo, hasta acabar por completo con todos los vehículos eléctricos existentes en carretera. El destino final de la mayoría de ellos fueron las máquinas trituradoras. Entonces, realmente, ¿Quién mató al coche eléctrico?

1 comentario:

Marian dijo...

El poder de las compañias petroliferas y los politicos que trabajan para ellas..y el pensamiento deshumanizado..y...y..tantas cosas mas..la inercia de los que pensamos diferente y no nos atrevemos a cambiar el estado de las cosas...felicitaciones..tu blog me ayuda a efectuar cambios!!!!